Sabemos que muchas personas tienen cargos de autoridad, pero que no han desarrollado necesariamente habilidades de liderazgo. Autoridad y liderazgo no son lo mismo y no todos los ejecutivos son conscientes de ello. Se puede tener autoridad formal sin ejercer liderazgo y se puede ejercer liderazgo sin tener autoridad formal.
Un ejecutivo puede ser profesionalmente muy bien preparado, técnicamente muy competente pero es muy probable que nadie le haya enseñado a ser jefe, a liderar un equipo de trabajo, a promover un cambio profundo, a comunicarse asertivamente, a escuchar a su gente, a pedir y ofrecer ayuda, a enfrentar los conflictos, a empoderar a sus colaboradores, a encontrar el hambre de cada integrante de su gerencia o unidad que los mantenga motivados y comprometidos con la organización.
Quizás algunas personas aprendieron con el ejemplo de algún buen jefe o mentor que alguna vez tuvieron, pero no necesariamente contará con las distinciones necesarias para saber qué hacer en cada situación y con las diferentes personalidades o necesidades de sus colaboradores. Está plenamente demostrado que los modelos autoritarios de gestión que hace algunos años servían, en la empresa emergente actual ya no son suficientes y más aún son contraproducentes. Afortunadamente todo esto se puede aprender.
Como consultores organizacionales, nos especializamos en la construcción de equipos de trabajo de alto desempeño. Partimos del supuesto básico de que las organizaciones son, fundamentalmente, las personas que las componen. Hacia las personas y lo que pueden lograr es que dirigimos nuestros esfuerzos.
El “recurso humano” es el elemento básico y fundamental de todo lo que sucede en una organización. No hay procesos, maquinarias, materias primas, controles estadísticos o programas de marketing y ventas que funcionen sin la gente.
Estamos participando en la implantación de programas formativos en varias organizaciones. Tuvimos la suerte de que muchos directivos entendieran la imprescindible necesidad de trabajar, primariamente, en los aspectos relativos al clima organizacional, como también han comprendido la necesidad de mirarse a si mismos, para revisar los propios patrones de conducta y sus maneras de relacionarse con otros.
Ponemos el énfasis en lo que denominarnos habilidades gerenciales no tecnológicas, es decir, competencias en comunicación efectiva y asertiva, desarrollo de la capacidad de liderazgo y supervisión, cómo llamar la atención a un subordinado ante una falla, cómo asesorar a un empleado insatisfecho, cómo confrontar conflictos y llegar a acuerdos satisfactorios a través de técnicas de negociación positiva, cómo delegar y administrar efectivamente el tiempo, cómo controlar el estrés y hacer presentaciones orales manejando adecuadamente el miedo escénico, y otras destrezas que son fundamentales para que la gente que trabaja con gente.
También nos ha tocado asesorar a organizaciones que habiendo comenzado con un programa formativo no percibían los cambios esperados o sentían que la gente perdía interés o manifestaba falta de compromiso llegando a la conclusión de que las cosas no estaban saliendo como esperaban.
En esos casos se dice que las herramientas no sirven, cuando en realidad el problema tiene fundamentalmente dos orígenes: en primer lugar, el trasplante directo de filosofías sin tener en cuenta la idiosincrasia de la gente a la que se dirige y la cultura propia y específica de cada organización y, por otro lado, el desconocimiento de que para un posible éxito es importante preparar a la gente para que su interacción permita el aumento de la autoestima, el desarrollo del sentido de pertenencia, el conocimiento acerca de los beneficios de involucrarse en los procesos y la satisfacción y realización personal, a través del éxito de su organización.
No pretendemos cambiar la personalidad ni el carácter de las personas. Sólo buscamos proveer herramientas para mejorar patrones de conducta.
Éste es un modelo decisional y de responsabilidad. Es usted el que decide si quiere mejorar su desempeño y es su responsabilidad mantenerlo en el tiempo.
Las empresas que lo han logrado y continúan con un clima organizacional adecuado son las conformadas por personas que se responsabilizan por la parte que les toca.
Ocupamos para esto diversos modelos, basados en estudios internacionales que avalan un método rápido y efectivo de aprendizaje, especialmente porque lo hacemos con diversos ejercicios prácticos, aplicables al trabajo diario y no sólo con teoría.
Para ello, generalmente en las organizaciones nos ocupamos de:
- Desarrollar habilidades de Liderazgo Personal
- Aprender habilidades de Liderazgo Estratégico, generar espacios de automotivación y reformular la manera de movilizar, gestionar y potenciar equipos
- Incorporar habilidades conversacionales estratégicas
- Entender el equipo y a la organización como un sistema y actuar colaborativamente
- Facilitar la delegación, el empoderamiento, el autocontrol, la proactividad y la responsabilidad personal
- Trabajar y desarrollar la Escucha Activa como herramienta clave para el liderazgo
- Trabajo en Equipo
- Desarrollar técnicas de resolución de conflictos
- Otras.